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Actualmente, encontramos carencias en los conceptos de protección, conocimiento del bien y, por último, su estado de conservación, que deriva de los anteriores.  

Si comenzamos a hablar sobre su protección, sabemos que la fábrica está completamente desprotegida, tanto por parte de las instituciones pertinentes, como es el Ayuntamiento en este caso, como por la empresa propietaria. No encontramos ningún régimen local que de una protección al edificio. De esta manera, la Fábrica de Luz se encuentra completamente vulnerable ante lluvias, fuertes vientos, nevadas, malas condiciones ambientales y el peligroso agente humano.  

La falta de un nivel de protección queda vinculada al desconocimiento, una de las grandes carencias de este bien, ya que las administraciones desconocen por completo la existencia del mismo, lo que afecta a la integridad total del bien. Esto también se vincularía al abandono completo que sufre. 

Por último, su estado de conservación. Muchas de las partes de la fábrica se han perdido, como algunos tejados de madera o la zona en la que se colocaban las turbinas. Su estado es una potencialidad y, al mismo tiempo, una deficiencia. Conocemos que los muros y la estructura base de la fábrica está en buenas condiciones, otras partes se encuentran en estado de decadencia, con amenazas constantes. Además, la vegetación que rodea el edificio, ya que no está controlada, amenaza parte de las estructuras principales, haciendo que su nivel de conservación disminuya.  

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